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RECOMPENSA

 

Preparando la marcha y empezar la jornada

mi familia se junta con la perra a mi lado.

Con los mulos ya uncidos al carruaje cargado

todos vamos a la era a trillar la cebada.

 

Iniciamos la marcha con pereza y callados

Por delante mi padre al carruaje va guiando.

Por detrás con galbana le seguimos andando.

Por el polvo del carro algo más separados.

 

A lo lejos ya vemos el lugar donde vamos.

Es distinto a la época cuando es verde o florido

y se lleva al ganado a pastar y no hay ruido,

pues lo hacemos ruidoso si en verano  trillamos

 

A las eras del prado aunque andando llegamos.

Desuncidos los mulos descargamos seguido

pues mi padre tiraba desde el carro subido

unos haces atados que más tarde trillamos.

Preparada la parva a trillar comenzamos.

Ya subida en el trillo ha empezado mi madre.

Rematando la parva continúa  mi  padre.

A la sombra del carro yo y mi perra ya estamos

 

Mas mi padre me dice: -la botija está seca-.

Con ya diez años hechos un deber tengo puesto:

mantener agua fresca y a buscarla estar presto

pues vital es el agua cuando el sol nos reseca.

 

A por agua me marcho por mi perra escoltado.

Mucha gente me encuentro en la senda a la fuente

que contesta al saludo que les hago sonriente.

No me paro con nadie he de hacer lo encargado.

              

Una amiga me encuentro que también va a la fuente.

Es mi quinta en la escuela. No paramos de hablar.

Compañía mejor no podría encontrar

y se alegra mi perra que nos sigue fielmente.

A la fuente llegamos donde el agua resuena

cuando choca en la balsa que desagua al arroyo

y a una parte atascada donde hicieron un hoyo

que de ranas cantoras  y de bichos se llena.

 

Una fresca y limpia agua de milagro aparece

que directa del caño nos echamos un trago.

Ya tranquilo y sin prisas las botijas enjuago

y ya llenas mi amiga un confite me ofrece.

    

Caminando y contentos ya volvemos a la era

pues sabemos sin duda lo importante que hacemos

aunque solo efectuemos lo que alegres podemos.

Se despide mi amiga. Su familia la espera.

                

Continúo la senda con mi perra avizora.

La botija ya pesa y descanso un poco.

Mucha prisa no tengo y mi perra tampoco,

no me van a reñir por alguna demora.

Ya he llegado, por fin, fatigado del peso.

A mi madre la encuentro dando vueltas al trillo

y mi padre se afana manejando el rastrillo.

Se les nota el contento porque estoy de regreso

 

Se echa un trago mi madre y mi padre refresca

mientras piensa en el agua que de niño él traía.

Desde el trillo mi madre su sonrisa me envía

y mi padre me dice: -¡sí que está rica y fresca!-.

                       

Lo que dice mi padre de alegría me llena.

La sonrisa de madre con ternura mandada

es propina preciosa que por nada es cambiada.

Me he ganado sin duda la comida y la cena

En verano es lo que hago pues escuela no tengo.

Acompaño a mis padres y del agua me encargo.

Si los tengo servidos con mi amiga me largo.

Soy feliz con lo que hago y además me entretengo.

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